Ajahn Brahm:
Peter Betts (nombre original) nació en Londres el 7 de agosto de 1951. Se crió en un entorno de clase trabajadora y asistió a Latymer Upper School. Ganó una beca para estudiar física teórica en el Emmanuel College, Universidad de Cambridge a fines de la década de 1960. Después de graduarse, enseñó matemáticas en una escuela secundaria en Devon, Reino Unido durante un año antes de viajar a Tailandia para convertirse en monje budista Theravada. Actualmente Ajahn Brahm es el abad del monasterio Bodhinyana, en Serpentine, Australia Occidental, consejero espiritual de la Sociedad Budista de Victoria, consejero espiritual de la Sociedad Budista de Australia del Sur, patrocinador espiritual de la Fraternidad Budista en Singapur, patrocinador del Centro Brahm en Singapur, Asesor espiritual del Proyecto Anukampa Bhikkhuni en el Reino Unido y Director espiritual de la Sociedad Budista de Australia Occidental (BSWA).
Con independencia de nuestras creencias o circunstancias, de vez en cuando los seres humanos tenemos que aprender a desapegarnos, de vez en cuando necesitamos dejar ir algo de nuestra vida y así crear espacio para la paz y la felicidad. Si no aprendemos a liberarnos, y distanciarnos de malos recuerdos o sentimientos tóxicos, o del miedo al futuro, viviremos sometidos a un gran sufrimiento y dolor, y no sólo nosotros nos veremos afectados, sino que ese sufrimiento se extenderá a las personas de nuestro alrededor que tienen que aguantarnos en el día a día. En ese sentido, y en última instancia, más que un ejercicio de libertad, hablamos de un gesto de compasión con nuestra familia, compañeros de trabajo, vecinos, etc. Así que entrena tu mente para que aprenda a dejar ir, para ser feliz y vivir en paz.
No significa que tenemos que desapegarnos de todo y en todo momento, hablamos de cosas simples:
– Por qué obsesionarse con alguien que nos hiera, te engañe, te desprecie o insulte. Si no soltamos el deseo de revancha o castigo, esa persona continuará haciéndonos daño cada vez que recordamos el evento. Es un reflejo muy extraño, ilógico y hasta idiota de nuestra naturaleza, cuando una persona nos hiere una vez, y porque nos obsesionamos con ello y nos lo llevamos con nosotros en todo tiempo y lugar, nos hiere otra vez, y otra vez, y otra vez…Lo sensato sería: si alguien nos hiere, y no podemos hacer nada al respecto, pues dejarlo ir y seguir nuestro camino; así sólo nos herirán una vez.
– Y qué hay de todos esos miedos y temores sobre el futuro. Pero, ¿dónde se crea el futuro?, ¿cuál es el único momento en el que podemos hacer algo para nuestro futuro?, el aquí y el ahora, éste es el lugar donde tu futuro, la paz, la salud y la felicidad se construyen. Cada vez que nos preocupamos por nuestro futuro, en realidad estamos desaprovechando y descuidando el único lugar y el único momento en el que podemos hacer algo. En definitiva, ¿por qué permito que la gente que me hiere o los miedos infundados sobre el futuro controlen mi felicidad?
El budismo enseña 4 maneras de desprendernos de las cosas inútiles que entorpecen nuestra paz y felicidad:
1. El hábito de desprenderse
“Un maestro caminaba con su discípulo por un bosque cuando en un tramo del camino el maestro se paró y recogió un palo grueso del suelo. Mientras lo blandía arriba y abajo le comenta a su discípulo: – es bastante pesado ¿verdad?. De nuevo mira fijamente a los ojos del discípulo y pregunta – ¿es pesado?, y sin esperar respuesta dejó caer el palo al suelo para concluir con un – ya no.”
El palo sólo es pesado cuando lo sujetamos, pero si lo dejamos ir, pierde todo su peso: Profundo, simple e inolvidable.
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Cuáles son las cosas pesadas que llevamos en nuestra vida ahora mismo; la familia, el trabajo, enfermedades, problemas sentimentales, financieros… ¿te resultan pesadas de llevar?. ¿por qué no tratas de tirar y desprenderte de esas cosas que tanto te pesan?
Vivimos vidas tan complicadas, cargamos tantas cosas en nuestras mochilas que no podemos viajar/vivir la vida ligeros de equipaje. Caminamos cargando piedras pesadas sin saber cómo desprendernos de ellas. Vivimos cansados y enfermos, sin felicidad ninguna, siempre de mal humor por vivir exhaustos cada momento de nuestra existencia. Así que echemos un vistazo a nuestra mochila y veamos las cosas que podemos tirar. Es increíble la cantidad de cosas que podemos tirar sin que no pase absolutamente nada.
Dos de las piedras más pesadas de las que podemos deshacernos son todos las preocupaciones y pensamientos recurrentes sobre el pasado y el futuro. El pasado es una prisión, una celda con la puerta abierta. Podemos salir de ella cuando queramos, pero como un recluso institucionalizado, tenemos miedo a salir, y abandonar a lo que estamos acostumbrados. Muchas veces oímos que no podemos escapar de nuestro pasado, y que debemos aprender de él, sin embargo, aprendemos más dejándolo ir.
Lo mismo podemos decir de los miedos al futuro. Una sólo cosa es cierta con respecto al futuro, que es incierto. Otro mecanismo mental que es bastante extraño e irracional en nuestra naturaleza es aquel que se obsesiona con anticipar y pronosticar el futuro. Toda nuestra vida no ha sido otra cosa que acontecimientos insospechados y sorprendentes que nos han llevado por derroteros desconocidos e inimaginables, no sabemos si tropezaremos con personas que nos mostrarán una perspectiva de la realidad que no conocíamos y que cambia nuestro destino. Entonces, si nuestra vida ha sido tan sorpresiva y no se cansa de demostrarnos que el futuro es incierto o aún por construir (según el enfoque), por qué nos obstinamos en tratar de anticiparlo y sufrir por cosas que probablemente nunca ocurrirán (“Mi vida ha estado llena de desgracias, la mayor parte de las cuales nunca sucedieron” René Descartes.).
Otra piedra pesadísima de la que hay que deshacernos es la mente que se queja por todo, la mente negativa. Los perros ladran, y no paran de hacerlo porque es lo que se supone que hacen y está en su naturaleza, con lo que ¿qué sentido tiene quejarse porque los perros ladren? Lo mismo pasa con tu marido, mujer, hijos, jefe, compañeros de trabajo, familiares varios, etc. De nada sirve quedarse de lo que habitualmente sucede con todos ellos, como los niños que no paran de llorar. No podemos tirar a los niños por la ventana, pero si podemos tirar nuestra queja permanente por la ventana y deshacernos de ella definitivamente. ¿Nos ha ayudado alguna vez la queja permanente a mejorar nuestra situación o nuestra vida en general? Al contrario, la experiencia muestra una y otra vez que es muy difícil convivir con una persona de esas características.
Pero, no solo nos pesa la mente de la eterna queja. Por qué no deshacernos también de la ingente cantidad de pensamientos que surgen incesantemente y que no nos llevan a ninguna parte, al contrario, nos mantienen confundidos y dispersos. No hablamos sólo de pensamientos negativos, sino también de los positivos… Pensamos demasiado, nuestra mente está sobre estimulada produciendo ecos y un incesante parloteo que nos roba la paz. Todo el tiempo que invertimos pensamos en la vida, es tiempo que perdemos para disfrutarla plenamente.
En realidad, estamos más pendientes de escuchar los comentarios y la interpretación sobre lo que está pasando, que en vivir y disfrutar el presente. Estamos permanentemente leyendo un libro sobre la vida, los pensamientos y las ideas que brotan de nuestra mente, en lugar de disfrutar de la realidad. Vivimos divorciados de la realidad. No vemos, no sentimos, no escuchamos, no aprendemos. simplemente vivimos en lo que creemos que estamos viendo, sintiendo, escuchando, aprendiendo…
“Si al contemplar un hermoso atardecer decimos <<qué atardecer más hermoso>>, en ese momento habremos dejado de contemplar el atardecer para contemplar nuestras propias palabras”.
No hay que deshacerse de todos nuestros pensamientos en todo momento, simplemente tenemos que hacerlo de vez en cuando, y disfrutar de la paz que ese ejercicio nos procura. Tira el exceso de pensamientos, y quédate con una sola cosa, quédate en el momento presente, con lo que está ocurriendo aquí y ahora. Si lo hacemos así evitaremos caer en una crisis de nervios, y estaremos cuerdos, en paz y felices.
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2. Aprender el verdadero significado de ser libre
¿Cuál es la diferencia entre una cárcel de lujo y un modesto monasterio?. Una cárcel de lujo es mucho más confortable que un monasterio, donde hay que levantarse a las 4 de la mañana para meditar y luego trabajar duro, mendigar la comida y sin entretenimientos. La única diferencia es que, en un monasterio la gente quiere estar allí, mientras que, en una prisión, sin importar lo confortable que sea, nadie quiere estar allí. Y desde esa premisa podemos entender que hay muchas cárceles en la vida, muchas que creamos en nuestra mente…Cualquier lugar donde no queramos estar, esa será nuestra prisión; una relación tóxica, un trabajo que no nos da ninguna satisfacción, un cuerpo que no te gusta y que no quieres habitar, etc.
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Hay una forma sencilla de escapar de esas prisiones sin necesidad de cambiar de marido o esposa, ni de trabajo, ni de cuerpo… simplemente tenemos que cambiar nuestra actitud y sin importar lo incómodo, doloroso o tóxico sea, desear estar en el lugar donde estamos, y en ese momento seremos libres y encontraremos la paz.
Llegará el día en el que estemos muriendo, enfermo y con dolor. Es triste y desesperante ver como muchas personas luchan para escapar de ese momento, sin querer estar allí. Cuando nosotros estemos en los últimos momentos de nuestra vida, la lucha y la negación no nos llevará a ninguna otra parte, no hay escapatoria, nos estaremos muriendo… No hagamos que nuestro cuerpo se convierta en una prisión al final de nuestra vida, e intentemos querer estar allí para ser completamente libres.
A esa experiencia se le conoce en el budismo como “Satisfacción” y se comienza a practicar con la meditación, perseverando y deseando estar ahí sin importar lo cansados, doloridos, adormilados, hambrientos, congelados o ansiosos, que estemos. Luego podemos llevar esa experiencia a otras situaciones puntuales de nuestra vida; un atasco, un niño que no para de llorar en nuestro vuelo, una clase tediosa, etc. Mediante la práctica afinaremos el entendimiento para interiorizar que, si no podemos hacer nada para remediarlo, lo más sensato es cambiar nuestra actitud y desear estar allí para que nuestra paz y nuestra felicidad no estén a expensas de circunstancias impredecibles. Con el tiempo tal vez seamos capaces de cambiar nuestra actitud frente a situaciones más permanentes, personales y/o complejas.
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3. Dar, pero no dar de forma ordinaria, sino gratuitamente y sin expectativas
Con frecuencia damos esperando recibir algo a cambio, y eso es una fuente enorme de sufrimiento y de frustración, ya que nuestras expectativas nunca se cumplen.
Todas las cosas que nos prometieron cuando éramos jóvenes, ¿cuántas de aquellas expectativas se cumplieron o las alcanzamos?, cuando nos casamos, cuando encontramos trabajo, cuando viajamos. siempre se generan muchas expectativas que rara vez se cumplen, impidiendo disfrutar plenamente de nuestra vida y dejándonos con un pozo de insatisfacción y frustración. Si por el contrario, comenzamos una relación sentimental, o laboral dando lo que tenemos y somos sin esperar nada a cambio, lo que suele pasar es que recibimos muchísimas satisfacciones. Es la forma más hermosa de vivir la vida, dar por el simple placer y disfrute de dar; una hermosa forma de dejar ir, dejar ser. Dar todo nuestro amor, compasión, paciencia y dulzura sin esperar nada a cambio, sin demandas y entenderemos lo que significa verdaderamente la espiritualidad: no se trata de lo que podamos sacar de esto, sino de lo que podamos dar.
Con la meditación ocurre lo mismo, si alguien medita esperando recibir algo a cambio; Iluminación, riqueza, paz, poder deshacerse de un cáncer, con frecuencia se convierte en una persona conflictiva, sin poder alcanzar ninguna paz. “No meditamos para conseguir algo, meditamos para dejar ir cosas”
4. Cultivar una mente anti-adherente
Ahora mismo estamos viviendo un momento maravilloso, no uses tu atención tomando notas, registrándolo todo e intentando recordar todo lo que se ha dicho para asegurarnos de que si seguimos todas las indicaciones podremos ser un ser humano mejor en el futuro. No necesitamos anotarlo todo, si mantenemos nuestra plena atención y lucidez en este momento, todas estas cosas se grabarán en nuestra mente de igual forma, pero sin perder nada de la experiencia. [show_more more=»Ampliar» less=»Ocultar»] No intentemos coleccionar cosas o permitir que se nos peguen más de lo debido, en su lugar trata de disfrutar de este momento mientras dure, y luego dejarlo ir para estar libres y disponibles para vivir plenamente el siguiente momento, instante, experiencia, acontecimiento. Así, ni la felicidad ( con todas sus expectativas y comparaciones) ni la infelicidad se nos pegará más de la cuenta, sin permitir que el momento pasado influencie en el aquí y en el ahora, dejar fluir a la vida estando libres y disponibles para disfrutar plenamente el presente. Sin coleccionar momentos, sin tener expectativas sobre el futuro, sin importar lo que te digan o hagan; pasaremos viviendo el momento y continuaremos nuestro camino sin ningún apego.
No solo nuestros pensamientos de pasado y futuro, negativos o positivos interfieren el disfrute del momento presente, también y sobre todo deberemos dejar a un lado todo nuestro conocimiento, experiencias pasadas y comprensión. “Nunca permitas que el conocimiento se interponga en el camino de la verdad”. Todo lo que hemos aprendido, todo lo que esperamos que sea u ocurra, cuando sabemos de qué va la película, todo ese bagaje nos bloquea la visión para ver la verdad, y la singularidad de lo que está pasando en este mismo instante. Todo el conocimiento y todo el saber no son sino señales que indican el camino, pero no sustituyen la verdad en sí misma. Para usar un símil con la realidad, es como si fuéramos a un restaurante muy famoso y bueno, y en lugar de degustar la comida, nos comiéramos el menú (el menú es nuestro conocimiento y la comida la experiencia). En definitiva, mediante la práctica de una mente antia-dherente, la convertimos en una hermosa mente libre que verá las cosas tal cual son en lugar de ver las cosas de acuerdo a lo que decimos que son.
Así que muchas veces tenemos que dejar ir incluso las cosas aprendidas, nuestras asunciones para poder ver la verdad; asunciones de quién es tu marido, tu esposa, tus amigos y enemigos, lo que creemos saber sobre la vida, el amor, nosotros mismos, etc. La vida es una sorpresa constante, y si lo permitimos, lo inverosímil e imposible se hará realidad.
Hay un tiempo para todo, un momento para llevar pesadas tareas y responsabilidades sobre nuestros hombros y un tiempo para desprendernos de ellas y liberar nuestra mente. En las sociedades occidentales sabemos mucho de cómo hacer las cosas, pero no sabemos cómo dejarlas ir, renunciar a ellas y liberarnos de su carga y descansar.
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