Canarias Mindful Travel propone aplicar los aprendizajes del mindfulness para alentar experiencias de viaje más profundos y memorables. En esta entrada de nuestro blog te ofrecemos unos simples consejos para ayudarte a desarrollar una atención más plena mientras estés de viaje.
Viajar con una mente de principiante
Al entrar en un espacio nuevo y desconocido, lo percibimos automáticamente a través de la lente de nuestras ideas y nociones preconcebidas. Con los viajes nos puede ocurrir algo parecido, ciertas tradiciones culturales nos pueden resultar “extrañas” e insólitas, pero sólo lo son porque las estamos viendo desde nuestra propia perspectiva cultural. Incluso puede ser que tengamos una idea (negativa o positiva) en nuestra cabeza sobre un destino antes de llegar, lo que puede afectar y nublar nuestro juicio mientras estemos allí.
Una parte fundamental del mindfulness es recorrer la vida con una mente de principiante, adentrándonos en situaciones sin juicios o expectativas, con ojos nuevos, cambiada la mirada. Hacer esto mientras viajamos es abrir nuestra mente hacia nuevos conceptos, nos permite ver destinos por lo que son e incrementan nuestra sensación de asombro y curiosidad.
Recuerda que menos es más
Nos podrá resultar tentador atiborrar nuestro itinerario con visitas y actividades pero esto podría propiciar efectos negativos en nuestros viajes. En vez de apresurarnos visitando múltiples atracciones y países, tal vez considera priorizar la calidad en vez de la cantidad en tu viaje. Si te enfocas en hacer menos pero mejor, puedes pasar más tiempo sumergiéndote en la cultura en vez de rasgar la superficie. Hacer menos también significa abrir más espacios en tu itinerario a la espontaneidad y a aquellos momentos mágicos que de ella puedan derivar – encuentros inesperados, sorprendentes descubrimientos que uno hace cuando se pierde, o decisiones tomadas sobre la marcha que puedan conducirte a vivencias imborrables.
Permitiendo espacio entre planes, puedes permitir a tu mente y cuerpo vadear por el destino libremente en vez de enfocarte únicamente en qué es lo próximo que te aguarda en tu agenda.
Practica gratitud
Cuando tenemos una agenda apretada, los detalles menos obvios pueden pasar desapercibidos – la belleza de la zona por la que estamos caminando, la comida que estás probando o el ambiente de una ciudad.
Si tomamos un momento para reflexionar y agradecer las vivencias vividas, podemos encontrar más alegría y obtener una experiencia vivencial más satisfactoria. Pero la práctica no debe limitarse únicamente a apreciar momentos que claramente estén llenos de belleza. También podemos encontrar aspectos positivos en los momentos que no van según lo planeado. Un tren retrasado podría significar más tiempo para observar cómo viven los lugareños. Un día lluvioso puede alentarnos a explorar una galería de arte o un museo que no habíamos planeado visitar. O una reserva fallida podría llevarnos a una alternativa mucho mejor de lo que se había planeado originalmente.
Haz tiempo para reflexionar
Otro enfoque para practicar la gratitud es tomarse el tiempo para reflexionar sobre los momentos vivenciados a lo largo del día. Esto podría manifestarse en forma de escritura o como un simple ejercicio de pensamiento para uno mismo, con tranquilidad. Pensemos en un lugar, persona o experiencia que hayamos conocido durante el día. Pensemos en cómo nos hizo sentir y por qué nos hizo sentir así. ¿Hubo similitudes o diferencias con otras cosas que experimentamos en casa o mientras viajábamos a diferentes lugares? ¿Hay algo que podamos aprender del momento o de lo que podamos inspirarnos? Al tomarnos un tiempo para reflexionar, podemos desarrollar una mayor conciencia, comprensión y aprecio por los encuentros que tenemos mientras viajamos.
Encuentra tu propósito
El mindfulness y dirigir propósitos van de la mano: tomas el control de tu atención con un propósito determinado a la vez que vas dando más significado al momento presente. Si aplicamos esta práctica a nuestros viajes y comenzamos a viajar con un propósito intencionado, obtendremos mucho más de nuestros viajes. Por ejemplo, si planificamos un viaje con el único propósito de desconectarnos de nuestro ámbito y del trabajo, encontraremos que cada elemento de nuestro viaje comenzará a cumplir ese propósito. Naturalmente estableceremos mayores límites con las comunicaciones digitales, encontraremos más actividades que nos ayuden a olvidarnos del trabajo e intentaremos activamente estar más presente a lo largo del día. La idea es intentar establecer una intención para el viaje durante la planificación de nuestro viaje.
Se consciente de tu entorno
Parte de ser consciente implica serlo también de nuestro entorno. Un viajero consciente no solo lo es por cómo un lugar le está afectando, sino también de cómo está afectando el destino que está visitando. Ser consciente de cómo los viajes afectan las vidas y los entornos locales significa que es más probable que tomes decisiones de viaje éticas y sostenibles.
Estate completamente presente en cada momento
Cuando hablamos de ser consciente durante un viaje, nos referimos a serlo en cada parte de la experiencia. Hay momentos menos emocionantes en los que nuestras mentes pueden entrar en piloto automático, por ejemplo, esperando en los aeropuertos, haciendo viajes en tren o comprando comida en un café. Estos momentos no deben verse solo como un medio para un fin, sino como parte de la experiencia. En lugar de usar este tiempo para revisar el teléfono, pensemos en nuestros familiares o planifiquemos el día siguiente, utilicémoslo para observar lo que sucede a nuestro alrededor y cómo nos hace sentir. También tengamos en cuenta las distracciones digitales durante nuestro viaje. Los recordatorios constantes del trabajo o de los amigos significan que, mentalmente, todavía hay una parte de ti que no está allí.
Texto inspirado en la aproximación al “mindful travel” de la plataforma de viajes pluto.travel